Galería Fermay se complace en presentar Amarillo Púrpura, una exposición individual de Elisa Braem (Ostende, 1991)

Elisa Braem es una escultora que trabaja principalmente la cerámica. La artista encuentra en la naturaleza sedimentaria de la arcilla una bella analogía que le remite a nociones espacio- tiempo a la vez que le permite explorar ideas relativas a la historia de las culturas. El uso de un material orgánico con tanta trazabilidad como la arcilla le da pie a incorporar conceptos relacionados con la sostenibilidad y el impacto de las actividades humanas en el medio ambiente.

La artista se aproxima a la cerámica desde una perspectiva más bien conceptual a través de la cual combina las posibilidades técnicas que le ofrece el medio con una dimension poética quasi antropológica. Esta exposición incluye también obras realizadas sobre metal lo que constituye un paso más de la artista por explorar las cualidades plásticas de distintos materiales. A través de su obra la artista negocia artísticamente la realidad que le rodea e investiga cuestiones que tienen como común denominador su fascinación por las relaciones humanas con el entorno.

Amarillo Púrpura toma como punto de partida la compleja y siempre cambiante relación entre el ser humano y la naturaleza —desde la necesidad ancestral de las sociedades por humanizar la naturaleza a través de mitos y religiones hasta la domesticación de plantas y animales. Si bien el ser humano creció y se desarrolló en harmonía con su entorno, las revoluciones industriales y avances tecnológicos acaecidos a partir del siglo XVIII supusieron un desarrollo tecnológico sin precedentes que llevó al ser humano a fantasear con la idea de vivir de espaldas a la naturaleza. Hoy en día, sin embargo, con el proyecto moderno agotado y el evidente deterioro medioambiental causado por la actividad humana, nos encontramos en un momento que requiere un cambio hacia estructuras que promuevan la diversidad y la sostenibilidad.

Más concretamente, esta exposición parte del mundo natural y vegetal; de las plantas y las flores, y en su expresión más refinada, de los jardines. La historia del jardín está íntimamente relacionada con la historia de la humanidad —a partir de sus restos historiadores y arqueólogos pueden extraer información sobre civilizaciones antiguas para entender su nivel de sofistificación cultural, económica y política. El jardín es sin duda un repositorio de información privilegiada que nos habla de la capacidad del ser humano de gestionar recursos naturales a través de las matemáticas, la técnica y la ingeniería y por descontado nos refiere a su conocimiento sobre botánica. Los jardines son también espacios donde se han desarrollado ideas relativas a la espiritualidad, la religiosidad y la filosofía; espacios de uso público o privado dedicados a la contemplación, al ocio o al descanso con un profundo sentido de la estética.

En esta linea, existe una voluntad escenográfica que nos acompaña a lo largo de toda la exposición; un deseo que responde a la intención de la artista por imaginar una suerte de jardín salpicado por esculturas que resuenan desde la distancia. Esta forma de concebir el espacio no solo ayuda a estructurar la presentación sino que a la vez sutilmente coreografía los movimientos del espectador. Al igual que un jardín, los elementos que conforman esta la presentación funcionan de forma unitaria a la vez que mantienen su propia idiosincracia.

Elisa Braem nos propone una serie de esculturas en las que a la vez que discernimos atributos vegetales concretos como tallos o pétalos, se nos revelan también como construcciones del tipo paradójico. El resultado son efectivamente formas autónomas que siguen una propia lógica interna a las cuales les precede un proceso de reflexión en lo relativo a la materia, la técnica y el concepto. En este caso, el lenguaje abstracto se entremezcla con elementos figurativos dando lugar a un terreno propicio para la experimentación plástica a la vez que también se estimula la imaginación de espectador. La artista se interesa por captar aquello que es casi imperceptible — destellos de luz o el sigiloso movimiento de las plantas pautados por los ciclos diurnos.

Elisa Braem (Ostende, 1991) se licenció y obtuvo un máster en Escultura en la Royal Academy of Art and Design en Amberes, Bélgica (2015-2016). En 2016 también cursó un MA Cultural Theory, Anthropology, Goldsmith, University of London. (U.K) 2016. En Mayo 2023 realizará una residencia en Cerámicas Suro en Guadalajara, México. En 2021 realizó una residencia en Guldagergaard. International ceramic research center (Denmark) y Hangar Lisboa (Portugal) 2019. Internacional Ceramic Bienal, museum of Manises, Valencia (Spain) 2019- 2020. Exposiciones incluyen TACA. solo exhibition. Mallorca (Spain) 2022, Terreny, group exhibition curated by Cristina Ramos. Mallorca (Spain) 2021, Hit Me On The Head I Got Ohh! private showcase curated by Antoni Ferrer. Palma (Spain) 2021

Esta exposición cuenta con el apoyo institucional del Consell de Mallorca (Direcció Insular de Cultura).