Galería Fermay se complace en presentar The Melee, una exposición colectiva que incluye la obra de Nadia Barkate, Alex Hudson y Nadia Naveau.

Esta exposición presenta la obra de tres artistas contemporáneos cuyas prácticas son el resultado de un complejo entrelazamiento de conceptos y estrategias. Vemos en sus trabajos una libertad intrínseca y un carácter desenfadado en la forma de concebir y desarrollar sus respectivos lenguajes plásticos —influenciados por varias corrientes, desde la propia historia del arte hasta la cultura visual popular, las obras de estos tres artistas nos resultan lo suficientemente familiares como para reconocer un terreno común, pero a la vez existe también en ellas un elemento fundamental de extrañamiento.

The Melee presenta un grupo de artistas los cuales producen sus obras principalmente a través de la fórmula del agregado. Pero claro, un compendio de imágenes y referencias no es lo mismo que crear una obra de arte —en su lugar, estos artistas desarrollan estrategias conceptuales que les permiten extraer de forma casi quirúrgica ciertos elementos formales para luego recontextualizarlos en sus obras generando así nuevas lecturas y significados. Partiendo de la idea de la apropiación, pero alejados del conocido término artístico de la “Apropiación”, la forma de trabajar de estos artistas les acerca a la idea del sampling. Esto último no debería confundirse con una actitud de indiferencia a la hora de crear sus obras sino más bien lo contrario, ya que sus prácticas se caracterizan por una linea formal muy definida y cuentan con un profundo sentido de la intimidad. Mientras que un gran número de artistas asociados al arte de la “Apropiación” hicieron uso de elementos de la propia historia del arte y cultura visual popular para hacer un comentario sobre la sociedad de consumo, la identidad o los medios de masa, y para cuestionar la mística de la autoría en el arte, las piezas que se presentan en esta exposición están caracterizadas por un tono acumulativo, épico y auto referencial con el que celebran sus propios estilos.

En The Melee ecos distantes se materializan en un exuberante despliegue de imágenes que interactúan entre sí de forma ambigua y productiva. Hay un evidente interés por la imagen, no solo como herramienta de representación en sí misma, si no como una forma de percibir y negociar la realidad. Desde la perspectiva del espectador, The Melee se antoja tan familiar como incomprensible —mientras que hay muchos elementos reconocibles y potenciales rutas narrativas a su alcance, los artistas deliberadamente cancelan cualquier forma de lectura lineal desafiando así los procesos de creación de significado. Al hacerlo, el espectador necesita reposicionarse cada vez que se enfrenta a las obras de la exposición.

Nadia Barkate construye su obra a partir de un imaginario que abarca motivos tan dispares como figuras de reminiscencia Clásica y Surrealista hasta auto retratos o grafismos —resultando todo ello en escenas cercanas al ámbito de la ensoñación. En manos de la artista, imágenes discordantes fluyen rítmicamente de forma sugestiva, nunca obvia. La técnica de la aerografía y la acuarela le permiten trabajar de forma rápida e inmediata lo que refuerza la naturaleza asociativa y performativa de su proceso creativo. Hay un elemento cinematográfico que recorre toda la obra de Nadia Barkate que cristaliza en escenas episódicas articuladas alrededor de la relación dinámica que existe entre las imágenes y la ilusión del relato. Así como apunta la artista, su obra es eminentemente metafórica y cercana a la poesía; es a través de su imaginario que la artista vehicula pensamientos, deseos y sueños.

Dentro de este huracán visual hay una coherencia formal muy consolidada que estructura su prácticaartística. Imágenes en blanco y negro, la repetición de ciertos elementos visuales o la naturaleza intrincada de sus composiciones apuntan hacia una metodología de trabajo clara, obsesiva en algunos momentos, destinada a explorar las posibilidades del medio. Barkate trabaja de forma expansiva, voraz en ocasiones, especialmente cuando se trata de obras de gran formato donde las imágenes se nos aparecen de forma fantásticamente complejas. Aunque el trabajo de Barkate destaque en ocasiones por un tono algo alucinatorio, su práctica también se refiere al terreno de lo cotidiano tratando temas relacionados con la identidad, el cuerpo y el deseo. En su léxico de signos y símbolos existe una forma de introspección que explora un número de subjetividades, y hasta cierto punto también se interesa por el terreno del subconsciente. Nadia Barkate nos convierte en cómplices de su imaginación que gravita entre lo celebratorio y lo mítico.

La obra de Alex Hudson es una investigación conceptual sobre la pintura, un entrelazamiento de conceptos y referencias que suelen resultar en escenas domésticas, retratos o paisajes. Así como el artista admite, su último trabajo viene de un lugar muy personal lo que le permite reflexionar sobre qué le motiva pintar; desde ideas académicas provenientes de la historia del arte, la filosofía o la sociología, hasta la propia recompensa que le produce su trabajo (ese forcejeo constante con la imagen). Las pinturas de Alex Hudson requieren de una contemplación lenta y pausada para realmente llegar a apreciar toda su complejidad compositiva, los juegos de escala, y la abundancia de símbolos. Todos estos elementos conectan de forma imprevisible diferentes periodos y lugares, el pasado y el presente; y es que, aunque gran parte de su trabajo contiene referencias a la historia del arte, su obra también incluye arquetipos visuales contemporáneos.

La práctica artística de Hudson demuestra claramente una pasión y un dominio del medio pictórico cosa que le permite explorar el terreno de lo simbólico mientras también introduce elementos autobiográficos y referencias a lugares reales. Y esto lo hace mirando a la obra de grandes maestros de la pintura como Pieter Bruegel The Elder o Pieter Paul Rubens para continuar, pero también actualizar, una forma de pintura esencialmente construida sobre lo alegórico. A través de su trabajo Alex Hudson explora la psique de sus protagonistas pero también hay un claro esfuerzo por investigar las emociones humanas y cuestionar nuestro horizonte compartido. Hay una forma de realismo mágico subyacente en todo su trabajo que lleva al espectador a sumergirse en las escenas que nos propone el artista donde normalmente encontramos una iconografía excéntrica de personas inmersas en actividades mundanas. El hecho de que casi la mayoría de sus protagonistas parecen ser saltimbanquis alejados del mundo, nos da una sensación de estar presenciando una realidad alternativa en la que a veces se sugiere un estado de melancolía existencial (o un sentido general de desencanto) y otras parece que se retrata a una humanidad celebrando nuevas cuotas de libertad.

Con Nadia Naveau nos encontramos con una artista cuya obra es el resultado de una continua investigación sobre el medio de la escultura a través de la exploración de materiales, procesos y sujetos. Su trabajo hace referencia y se nutre de muchas tradiciones escultóricas, desde el Barroco y Modernismo hasta la inclusión de elementos asociados a la cultura popular. Su obra se centra principalmente en el uso y manipulación de ciertos materiales como yeso, arcilla o el bronce siempre en combinación con otros elementos formales como la luz, escala y el color. Mientras que la teoría y los conceptos juegan un papel fundamental en su práctica, lo que realmente interesa a la artista es hacer lo que resulta en una práctica artística rica e innovadora en la que encontramos desde escultura en el sentido tradicional hasta asamblage, instalación o collage. Su linea experimental le permite ampliar los límites y cuestionar el estatus del medio.

La obra de Nadia Naveau es de naturaleza asociativa lo que le permite operar con un gran rango de libertad cuando se refiere a la creación de sus obras. Tal cantidad de referencias y elementos compositivos dan lugar a un leguaje artístico muy estilizado y evocativo que en su complejidad provoca una conexión natural con el espectador. Tras esta profusión de imágenes, sin embargo, existe una obra interesada en nociones como la historia y los sistemas de representación. De alguna forma, Nadia Naveau hace aparente el artificio que se presupone a todo arte —esto es, una forma de teatralidad que hace un uso productivo de la ambigüedad inherente a las imágenes mientras que a la vez activa la imaginación del espectador. Su ingenioso y espontáneo sentido del humor añade otra capa más de significado al incluir lo caótico y el absurdo, entendidos aquí como cualidades formales y como una estrategia para duplicar el impacto de sus obras. Todo esto hace que la obra de Nadia Naveau sea de naturaleza calideoscópica compuesta principalmente de fragmentos pertenecientes a nuestra propia cultura visual, que de alguna manera convierte su trabajo en un reflejo de nosotros mismos.

Esta exposición cuenta con el apoyo del Departament de Cultura i Patrimoni del Consell de Mallorca