Galería Fermay se complace en presentar Mientras Tu Sueñas, una exposición individual del artista Alejandro Corujeira.

El arte moderno del siglo XX está íntimamente ligado al desarrollo del lenguaje abstracto en sus múltiples y variadas acepciones. Desde sus inicios, arte no objetivo se ha caracterizado por una gran heterogeneidad de enfoques, teorías y aplicaciones que van desde la rigurosidad geométrica del Suprematismo, Neoplasicismo o el Arte Conreto de la primera mitad de siglo hasta la irrupción del Expresionismo Abstracto, la Abstracción Lírica o el Minimalismo, por nombrar solo algunas de las muchas aventuras en el plano no representativo. A través del arte abstracto los artistas han vehiculado no solo conceptos relativos a la plástica o la estética si no también ideas relacionadas con la política, la sociedad, la economía, la identidad o la espiritualidad.

Resulta, sin embargo, que el uso de elementos visuales del tipo no representacional está presente en la historia de las civilizaciones. Si bien algunas de las primeras manifestaciones de arte rupestre incluyen formas indefinidas o manchas, probablemente resultado de la curiosidad o la casualidad, fue a partir de la época antigua en adelante cuando, paralelamente al desarrollo del lenguaje oral y escrito, el vocabulario visual lo conformaban elementos figurativos y geométricos, estos últimos desempeñando la función de signos o como recurso decorativo. La fascinación del ser humano por lo abstracto no solo es resultado de su evidente potencial artístico-plástico, si no que de alguna forma está ligado a nuestras facultades cognitivas, a través de las cuales tenemos la capacidad de pensar, soñar e imaginar nuestra existencia en toda su complejidad. La capacidad de abstraer es un ejercicio intelectual, afectivo y estético que se nos da a los humanos de forma natural, cosa que tampoco nos tendría que sorprender ya que la geometría, al igual que las matemáticas, están presentes en la propia naturaleza.

El trabajo de Alejandro Corujeira forma parte de esta fascinante y heterodoxa tradición artística. Así como sus antecesores, Corujeira se centra en las posibilidades plásticas que le ofrece el medio, no solo para forjar un lenguaje artístico propio sino también para explorar ciertas ideas que en su caso le acercan al terreno de la poesía, y en ocasiones también al de la música o la ciencia. A grandes rasgos, su obra se caracteriza por una pincelada casi imperceptible, tan delicada y fina que la pintura queda tan solo embebida en la tela haciendo que las formas representadas parezcan existir por sigo mismas. Las piezas que se presentan en esta exposición están pobladas de óvalos, círculos, lineas y trayectorias que superpuestas, nos hacen recordar vagamente a los componentes básicos de la vida como son las moléculas o las células. En este sentido, hay una constante que subyace en toda su obra que alude a algo primordial pero que a la vez nos propulsa hacia presente, e incluso al futuro. Lejos de provocar vértigo, esta analogía nos recuerda que, en sus unidades más elementales, nuestros cuerpos, así como la realidad que nos rodea, contienen información del pasado cósmico del que todos formamos parte.

Las obras de Alejandro Corujeira se pueden considerar como atmósferas espaciales en las que suaves formas geométricas, así como valores cromáticos y lumínicos, invitan al espectador a la contemplación. Su trabajo es pausado a la vez que dinámico, en el que vemos como formas curiosas y orgánicas se van revelando a medida que recorremos la superficie pictórica. La familiaridad con la que acogemos dichas imágenes genera una conexión inmediata que alienta al espectador a iniciar un proceso de introspección. De estas plácidas composiciones surgen, sin embargo, concentraciones de color en forma de lineas tangentes que producen una especie de descarga de energía; fogonazos de intensidad cromática que adquieren ritmo propio y que revelan estructuras imperceptibles que han quedado sepultadas bajo capas de pintura. Y todo ello tamizado por una bruma espectral que cubre a la vez que nos deja ver lo justo y necesario, generando así la sensación de profundidad y de espacio. Aunque las composiciones de Corujeira tienden hacia la cohesión, los elementos que las conforman se nos antojan ligeros, incluso maleables, lo que nos hace pensar que estuviesen experimentando un proceso de dinámica transformación. Observando las obras de Corujeira uno tiene la sensación de estar viendo una parte del todo, es decir, un fragmento que pertenece a una lógica superior y que aunque no se nos revele directamente la podemos intuir y sentir.

Para finalizar, nos encontramos también con la pieza instalativa titulada Respiración, con la que el artista trasciende la superficie plana del lienzo para inscribirse en la tercera dimensión. Con este gesto, Alejandro ahonda en la sensación descrita más arriba a través de la cual el artista hace referencia a esas estructuras invisibles y unidades elementales que conforman el tejido de la realidad. Corujeira entronca así con la obra de maestros de la abstracción latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX que también experimentaron con la segunda y tercera dimensión como fueron Hélio Oiticia, Lygia Pape o Jesús Rafael Soto. Si bien la obra de Alejandro Corujeira es heredera de varias tradiciones abstractas provenientes principalmente de Europa, Estados Unidos y Latino América, es verdad que esta última es quizá las más representativa —una forma de expresión menos rígida y analítica, que así como lo expresaban los artistas pertenecientes al movimiento Neocontreto brasileño, se interesa por revelar estéticamente un universo de significaciones existenciales y expresar la compleja realidad del hombre.

El trabajo de Alejandro Corujeira (Buenos Aires, 1961) ha sido expuesto en museos de Latino América y Europa, incluyendo la 33 edición Bienal de São Paulo, São Paulo, Brasil (2018), Fundación Caja de Burgos, Burgos (2017), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (2002), Centro de España en Buenos Aires (2005). Su obra es pare de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España; Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), Buenos Aires, Argentina; El Centro de Arte Caja de Burgos (CAB), Burgos, España; Patricia Phelps de Cisneros Collection, New York; Jack S. Blanton Museum of Art, Austin, Texas; Colección Unión Fenosa, La Coruña, España; Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, Panamá; Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber (MACCSI), Caracas, Venezuela; y el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), Valencia, España.